sábado, 7 de febrero de 2009

LA VOCACIÓN Y EL SERVICIO


Carta del Obispo de Posadas – 5to. domingo del año – 08.02.09
Por Mons. Juan Rubén Martínez
Estamos transitando la liturgia del tiempo ordinario o común. Es fundamental valorizar este tiempo litúrgico, de la cotidianidad. Es el tiempo en donde debemos santificarnos con las pequeñas cosas de cada día. El texto de este domingo (Mc. 1, 29-39), también nos muestra al Señor ejerciendo su misión habitual con su Palabra y con sus gestos: “Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando. Simón salió a buscarlo…, le dijeron: “todos te andan buscando”. Él les respondió: “vayamos a otra parte, a predicar en las poblaciones vecinas…” (37-39).
Al iniciar el año es importante que todos los bautizados entendamos la necesidad de vivir nuestra vocación y misión. “Vocación” significa llamado de Dios. Nuestro tiempo que se caracteriza por acentuar el secularismo o sea una sociedad sin Dios, tiene dificultad para comprender la vida desde la “vocación”, el llamado o bien la misión que Dios nos encomienda a cada uno.
Es cierto que cuando hablamos de “vocación” en general entendemos casi exclusivamente que se trata del llamado al sacerdocio o a la vida consagrada, pero en realidad todos tenemos una vocación. Lamentablemente la vida contemporánea entre tantas dificultades y circunstancias, lleva muchas veces a trabajar o estudiar solo pensando en una salida laboral o bien “en lo que se pueda”, sin tener suficientemente en cuenta las capacidades personales. Es triste encontrarse con profesionales o dirigentes sociales, docentes, abogados, políticos, sindicalistas… o lo que fuere, que ejercen una tarea o función sin tener ninguna vocación que los mueva. Cuando pasa esto ellos mismos terminan no siendo felices con lo que hacen o muchas veces lo hacen mal o solo buscan rédito económico o bien obtener alguna forma de poder o lo peor, en general, no sirven a los demás, sino que se sirven de lo que hacen solo para su propio beneficio. La vocación en general de toda persona, como imagen y semejanza de Dios, nos permite ser colaboradores de Dios y constructores en el mundo con nuestro trabajo y servicio. Con más razón la vocación específica que tenemos cada uno, cuando servimos, nos plenifica. Los cristianos entendemos que la vocación es un llamado de Dios, e implica siempre una misión. Toda tarea hecha con vocación, no solo el hacer sino el mismo ser de una persona, debe servir al bien común. Hoy más que nunca necesitamos gente con vocación y la comprensión que cada vida no es inútil, sino que está cargada de sentido y tiene razón de ser.
Entre las diversas vocaciones desde ya debemos interesarnos por las vocaciones sacerdotales, especialmente considerando la necesidad que hay de más sacerdotes en nuestras comunidades. El mismo Señor nos invitó a orar por esto, ya que los obreros son pocos y la mies o el trabajo es mucho. En este sentido debemos agradecer a Dios el camino que vamos realizando con nuestro Seminario “Santo Cura de Ars”. En estos días nuestros seminaristas concluyen una Misión que han realizado en Pueblo Illía, de Dos de Mayo, y cuatro de ellos durante febrero están realizando el mes de ejercicios ignacianos en el Monasterio en San Isidro, en el tiempo inicial de la etapa teológica en su formación. El próximo sábado 21 de febrero celebraremos la Misa de iniciación del año a las 20 horas, en nuestro Seminario. Allí ingresarán cinco jóvenes al mayor y dos al preseminario, sumando 26 seminaristas en total. Este año tres de ellos estarán cursando el cuarto año de teología, completando de esta manera todas las etapas de formación, y con la esperanza de contar futuros sacerdotes egresados de nuestro Seminario Diocesano. Conocemos el cariño y cercanía de nuestra gente por las vocaciones y los seminaristas. Este es uno de los temas claves en orden al futuro de la evangelización. La oración y las diversas maneras de colaboración, serán indispensables para implementar estos propósitos pastorales.
Durante este año seguiremos caminando en el tiempo post sinodal, buscando implementar nuestras “Orientaciones pastorales”, que fueron las conclusiones del Sínodo. Por este motivo en la parroquias se harán Asambleas parroquiales para discernir “el como” implementar en parroquias, movimientos, asociaciones y áreas de pastoral, la temática y orientaciones de nuestro primer Sínodo. El Evangelio de este domingo nos muestra al Señor en su misión habitual, orando, predicando con gestos y palabras. Desde la cotidianeidad del año que iniciamos buscaremos ser instrumentos del anuncio del Reino con sencillez y fecundidad.
¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!
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