martes, 23 de noviembre de 2010

SOBRE LOS PRESERVATIVOS: EL PAPA ESTABA HABLANDO SOBRE LA SODOMÍA, NO SOBRE EL SEXO NORMAL





Detengámonos un momento. Primero digámoslo directamente, Benedicto XVI nunca dijo realmente que utilizar un preservativo fuese aceptable, bueno o algo parecido a eso.

Por John-Henry Westen

 

En el libro que está a punto de salir a la venta, “Light of the World” [Luz del mundo], él destacó hipotéticamente que cuando un varón que ejerce la prostitución y padece de HIV (o está en peligro de contraerlo) decide utilizar un preservativo para proteger a su cliente (o a él mismo) de la enfermedad, esto puede ser visto como un primer paso en la dirección correcta, precisamente una dirección que intenta no infligir la enfermedad mortal a otra persona (o contraerla).
A pesar de toda la alharaca de los falsos encabezamientos en los principales medios de comunicación, el Papa dijo en realidad que la Iglesia “no considera en absoluto” a los preservativos “como una solución realista o moral” al SIDA.

Pero más allá de esto, aún cuando se refiere a la decisión de proteger a un socio sexual del SIDA, él no se estaba refiriendo a las relaciones sexuales normales entre un marido y la esposa, sino que utilizó específicamente el ejemplo de un “varón” que ejerce la prostitución, es decir, se estaba refiriendo a la sodomía o sexo anal, que es absolutamente anticonceptivo en sí y por sí mismo.

Aún cuando él no estaba imputando moralidad al acto, el Papa rechazó inclusive asignar cualquier connotación positiva a una acción anticonceptiva. En cambio, él permitió tal connotación para el uso del preservativo, cuando se lo emplea solamente como una barrera para frenar la expansión de la enfermedad.

La Iglesia Católica ha dictaminado oficialmente contra la posibilidad de la anticoncepción – haciendo infértil el acto sexual – como un mal intrínseco, ya que significa un acto que nunca puede ser acometido bajo ninguna circunstancia.

Inclusive también en el caso más difícil, cuando uno de los miembros de una pareja casada contrajo el SIDA, la doctrina católica mantiene como cierto que no se permite utilizar un preservativo para las relaciones sexuales normales – pues esto haría que el acto sexual fuese infértil.

En la encíclica del Papa Juan Pablo II, Veritatis Splendor (6 de agosto de 1993), el Papa reafirmó el mal intrínseco de la anticoncepción, tal como lo enseñó el papa Pablo VI. Juan Pablo II afirmó que:

Sobre los actos intrínsecamente malos y refiriéndose a las prácticas contraceptivas mediante las cuales el acto conyugal es realizado intencionadamente infecundo, Pablo VI enseña: ‘En verdad, si es lícito alguna vez tolerar un mal menor a fin de evitar un mal mayor o de promover un bien más grande, no es lícito, ni aun por razones gravísimas, hacer el mal para conseguir el bien (cf. Rm.3, 8) - es decir, hacer objeto de un acto positivo de voluntad lo que es intrínsecamente desordenado y por lo mismo indigno de la persona humana, aunque con ello se quisiese salvaguardar o promover el bien individual, familiar o social’ (n.80).

El 1 de marzo de 1997, el Pontificio Consejo para la Familia emitió un Vademécum para los confesores sobre algunos temas de moral conyugal. En este documento se incluye la siguiente declaración: “La Iglesia siempre ha enseñado la intrínseca malicia de la contracepción, es decir, de todo acto conyugal hecho intencionadamente infecundo. Esta enseñanza debe ser considerada como doctrina definitive e irreformable”.

Además de esto, la Iglesia Católica se preocupa por promover el bien y de combatir al mal, no en ocuparse de los enredos de los actos malos. Tal como explica la profesora Janet Smith en su artículo sobre el tema:

La Iglesia no tiene una enseñanza formal sobre el modo de reducir el mal de la acción intrínsecamente inmoral. Debemos advertir que lo que es intrínsecamente erróneo en un acto sexual homosexual en el que se utiliza un preservativo no es el error moral de la contracepción, sino el acto homosexual mismo. En el caso de la actividad sexual homosexual, un preservativo no actúa como un anticonceptivo. No es posible para los homosexuales impedir la concepción, dado que su actividad sexual no tiene un poder procreativo que pueda ser impedido.





1 comentario:

Sex Shop dijo...

Muy buenoooooo!!!!!!!!!!