jueves, 10 de febrero de 2011

EL REINO DE LA TIERRA Y EL REINO DE LOS CIELOS


Es frecuente que se diga que cada día hay más riqueza en el mundo y que la contra cara de ello es que también cada día son más numerosos los pobres. Una cosa es cierta. Los pobres los tendréis siempre con vosotros, son palabras de Jesús. Si lo dijo Jesús habrá que creerlo.


Por Salvador Casadevall

Pero esta afirmación no nos libera de que el necesitado debe ser siempre la prioridad de toda campaña. Esta expresión no nos libera de tener que trabajar en ayudar al que necesita. Es una obligación más que humana, una obligación cristiana.

Así como Jesús ya nos puso en conocimiento que los pobres los tendremos siempre con nosotros también nos dejó otra frase: Todo lo que hagáis a uno de ellos, a mi me lo hacen.
Más que enseñar oraciones, Jesús pasó por este mundo enseñando a vivir y es desde sus enseñanzas de lo que uno debe hacer, que uno se gana el cielo.
Y como al paraíso queremos ir todos, al menos los creyentes, ya sabemos lo que tenemos que hacer.

Si en tu diario vivir tienes presente siempre, el mundo de la pobreza, seguro que conocerás el paraíso.

En Guinness, el famoso libro de los records, hay un largo capítulo dedicado a la riqueza y poco a la pobreza. Son casi en su totalidad, records de ricos: los pobres no aparecen. La omisión es obvia porque, a diferencia de la riqueza que encumbra y hace destacar a los que son ricos, ser pobre no atrae a nadie.
El rostro de todo pobre siempre anda perdido en medio de la masa.
Desde el confort, desde el que mucho tiene, mirar a los pobres es como mirar chinos, todos nos parecen iguales.

Bienaventurados los pobres de espíritu... nos advierte Jesús, prédica que al menos en sus formas más cercanas no hay ningún pobre que en el mundo de hoy se sienta bienaventurado. Claro está que Jesús nos habla de una pobreza de espíritu que nada tiene que ver con la pobreza del que nada tiene para comer y que vive mojándose cada vez que llueve.
Pobreza de espíritu es el que nada le falta y tiene conciencia de que lo que tiene también lo debe poner al servicio del que necesita. Esto es ser pobre de espíritu.
Ricos de espíritu también los hay dentro de los pobres.

Tomás Moro, humanista y santo cristiano, en una época en que Marx todavía no había nacido, se preguntaba en su libro Utopía:
¿Qué diremos de esos ricos que cada día se quedan con algo del salario del pobre, defraudándolo y amparándose en leyes?
Digamos de paso que Tomás Moro fue decapitado por no querer dejar de ser lo que era y creía.

Cuentos y leyendas, libros y relatos, nos han educado con ejemplos en los que los ricos son los malos y los pobres son los buenos. Y todo defensor del pobre es siempre un hombre bueno. ¿Quién no ha leído las andanzas de Robin Hood? Un héroe anti-ricos que no surgió en un país comunista sino en un país que era un imperio.

El avaro necesita siempre acumular más y más, por temor a que algún día pueda faltarle algo.
No creen en el Padrenuestro, quizás lo rezan, pero no lo creen.
Son los que no se conforman con el pan de cada día, sino que también quieren el pan de la semana que viene.

El afán exagerado por trabajar es a veces el afán de poseer. No es virtud de laboriosidad, sino pecado de poseer exagerado, pecado de avaricia.
No es nuestro dinero, sino nuestra capacidad de disfrutar y compartir, lo que nos hace ricos o pobres.
Afanarse por la riqueza y no ser capaz de disfrutar y compartir es lo mismo que estar calvo y dedicarse a coleccionar peines.

En las grandes religiones la riqueza es mirada con desconfianza. Y razones no les faltan. Como que el mismo Jesús ya dijo: Que era más fácil que un camello pasara por una aguja, que un rico entrara en el reino de los cielos.
Ser rico es indiscutiblemente una dificultad para entrar al paraíso.
Lo paradójico es que todos quieren ser ricos. ¿Será que no quieren ir al paraíso?

Hay también una verdad grande como una casa: el estómago tiene un tamaño. Si metes más de lo que cabe te indigestas. También pasa en la vida algo similar. Bien está tener lo necesario para una vida digna y si eres de los que tienes la viveza de hacer fortuna, deberás esforzarte en tener conciencia de que no eres más que un simple administrador de lo que logras, un simple administrador de tus dones. Si tú quieres, hasta un simple administrador de tu viveza
Quienes encuentran el equilibrio entre trabajo, familia, amistades y ocio suelen ser más felices que quienes anteponen su carrera a cualquier otra prioridad.
Una de las últimas investigaciones nos muestra que otorgar mucha importancia al éxito profesional y al poder adquisitivo no favorece la felicidad a largo plazo. Al contrario “priorizar los objetivos de éxito y los objetivos materiales es perjudicial para la satisfacción vital” En cambio priorizar la relación con el otro, la relación con los hijos, los comportamientos altruistas y la participación en actividades sociales, si favorece la felicidad.

Quienes se declaran creyentes suelen expresar un nivel mayor de felicidad que los no creyentes, sobre todo si hay en ellos una actitud apostólica hecha en común con el conyugue.

“El que da debe olvidar pronto. El que recibe, nunca debe olvidar. (Séneca)

No existe ni existió quién se arrogue haber sido causa de la pobreza. Debe ser el único rubro del que nadie quiere tener el privilegio de ser el creador de ella.

Platón ya decía que el exceso de riqueza, el exceso de risa es una indecencia.
Las tapas de las revistas del mundo siempre se llenan de millonarios que muestran la brillante dentadura. Es la indecencia que se ríe. De tanto acumular ganancias no pueden parar de reírse.

Quizá San Pedro, si aún conserva la llave de entrada al paraíso, y los creyentes creemos que si la tiene, haga cumplir aquello de que no les será fácil entrar en el reino de los cielos.

Los pobres de aquí, en tanto, quisieran entrar antes en el reino de la tierra.
De tus actitudes depende. De ti depende que empiece haber un reino aquí en la tierra.

Escribió Tagore: Cada criatura, al nacer, nos trae el mensaje de que Dios todavía no pierde la esperanza en los hombres
Esperanza de que cada día haya más hombres que pongan al hombre, al otro, al prójimo, en su conciencia del diario vivir.

Y como dice el refrán que no sólo de pan vive el hombre, puedes……..mirar de hacer feliz a los demás, que también es una forma de compartir.
Es muy cierto que la felicidad se encuentra tratando de hacer felices a los demás. Decía el psicólogo Adler, discípulo del famoso Freud, que para curar la tristeza profunda había que hacer durante dos semanas un favor cada día a otra persona. Si alguno sufre de esta clase de tristeza puede hacer el experimento, un favor o un acto de bondad cada día a otra persona, durante dos semanas.

La riqueza va siempre muy unida al poder.
En última instancia el poder no se comparte. La riqueza es bueno que procures compartirla. El poder no. Podrás asesorarte pero en definitiva el mando alguien lo tiene que ejercer.
El Papa, el rey y un presidente, tienen y usan su poder. Nadie más lo tiene.
Ellos lo usan, ellos lo ejercen.

Dios es el único ser que teniendo todo el poder, no lo ejerce.
Lo cual hace más grandiosa su existencia.
Ya lo sabes.......

Salvador Casadevall

REFLEXIONES DESDE LA FAMILIA......para acompañar a vivir
Galardonado con la Rosa de Plata-Buenos Aires 2007 Programa “Navidad”
Galardonado con la Gaviota de Oro-Mar del Plata 2007 Programa “Día Internacional de la mujer”
Premio Faro de Oro-Mar del Plata 2007 Nominado programa “Semana Santa”
Galardonado con la Gaviota de Oro-Mar del Plata 2006 Programa “Día del Niño”
Mención especial Premio Magnificat-Buenos Aires 2005 Programa “Adultos Mayores”



No hay comentarios: