jueves, 17 de febrero de 2011

LOS NIÑOS CON POCO AFECTO O SIN AFECTO DE SUS PADRES CONTRAEN MÁS INFECCIONES

El jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Infantil Niño Jesús y profesor de Pediatría de la Universidad Autónoma de Madrid, Juan Casado Flores, ha manifestado que "existe una relación bien definida y contrastada científicamente que evidencia que el afectado de los padres influye positivamente en la salud de los hijos".  
   
"Los niños sin afecto tienen un sistema inmunitario más débil y contraen más infecciones", ha explicado Casado Flores durante la conferencia celebrada este jueves ante los alumnos de la Facultad de Medicina del País Vasco dentro del ciclo 'Encuentros con la Salud'.

"Esto se ve muy claramente en los antiguos orfanatos, donde los chavales crecían en un entorno con un déficit crónico de afecto. En estas poblaciones se constató una mayor morbilidad por infecciones que, con el paso del tiempo, se ha comprobado que tiene relación con un debilitamiento del sistema inmunológico. Se ha comprobado que los niños que crecen con un entorno positivamente afectivo tienen un sistema inmunológico más fuerte, que les protege mejor de las infecciones y que, incluso, tienen una talla media más alta", ha indicado.

"Está comprobado que el afecto tiene consecuencias positivas en muchos aspectos de la salud del niño. Contribuye a que los hijos estén mejor nutridos, con una alimentación más variada y rica, lo que a la larga se manifiesta en una menor tasa de obesidad, diabetes y otras patologías", ha añadido.

Según ha puesto de manifiesto, "también tiene una repercusión muy relevante en los trastornos alimentarios". "Las jóvenes con trastornos de anorexia o bulimia presentan más problemas en el tratamiento y un peor pronóstico cuando en su entorno se carece de cariño", ha aseverado.

El jefe de Pediatría del Hospital Niño Jesús ha explicado que la manifestación del afecto con los niños se puede dar de muy diversos modos: "desde que nace, a través de la lactancia materna o del contacto 'piel con piel' tras el parto, con palabras, caricias, arrullos, haciendo sentir al pequeño que está seguro y protegido, etc.", ha dicho.

"A medida que van creciendo, es muy importante hablar frecuentemente con ellos, respetando sus opiniones y escuchando sus preocupaciones. Igualmente, dar tiempo a los hijos, con un contenido adecuado, es darles afecto", ha recalcado.

Asimismo, el doctor Casado ha llamado la atención respecto a la importancia que tiene el afecto en la crianza de los hijos como una herramienta para la prevención de los comportamientos que, en la edad adulta, derivan en maltratos o en violencia de género. "Los niños se fijan en el comportamiento que ven en el entorno en el que se crían. Los que padecen de manera continuada desprecio (con miradas, gestos o frases), maltratos o que están aislados en su propia familia, tienen un mayor riesgo de presentar un desarrollo psicológico desequilibrado" ha explicado.

De este modo, "el criarse en un ambiente violento o sin respeto, lleva al niño a interpretar que eso es lo normal, asimilándolo e interiorizándolo". "Todo ello hace que haya una mayor probabilidad de que ese niño, una vez que ha crecido y se ha hecho adulto, manifieste actitudes violentas en su entorno familiar o de pareja", ha insistido.



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