lunes, 4 de abril de 2011

REFLEXIONEMOS SOBRE LA LIBERTAD



No vamos a hablar de la libertad en sentido político. Sino del uso de mi libertad para hacer lo que me pide el Señor.


Por Salvador Casadevall


Empecemos con unas preguntas: ¿Qué sufre el hombre actual?
¿Qué vive el hombre de hoy?
En la actualidad ¿qué se entiende por libertad?
Algunas personas entienden por libertad, hacer lo que se les antoja, hacer todo lo que quieren.
Porque soy un joven libre, porque soy un hombre libre, porque soy una mujer libre. Total no hago mal a nadie. Hago lo que quiero.

Otras personas le dan otro enfoque más interesado: libertad es poder hacer lo que me conviene.
Otros es hacer lo que hacen todos. Total, todo el mundo lo hace.
¿Por qué no lo voy a hacer yo? ¿Qué problema hay, de que yo ejerza la libertad haciendo lo que me place? ¿Por qué no puedo vestirme a la moda? Todos la llevan.

Y así cuando me quiero acordar y sin darme cuenta es normal que vaya enseñando el ombligo o la espalda, allí justamente donde cambia de nombre. Me pongo un arito en la lengua, otro en la nariz, otro...otro....
Todos lo hacen, todos lo llevan.

La libertad mal entendida no solo afecta a la persona que la ejerce mal, sino que también invade e hiere el ejercicio de la libertad de toda la sociedad.
No puedo ser un padre de familia si hago todo lo que se me antoja, si hago lo que me conviene, si hago lo que hacen todos y no lo que debo hacer como padre.

Esta actitud no solo produce estragos en él, como persona, sino que su familia es la primera en salir afectada en su vivir como familia. Los hiere a todos, los perjudica a todos.

El ejercicio de la libertad no es algo exclusivo, sino que es algo que también la ejerzo yo, para que cunda en los demás. Sea ejemplo a los demás.

Hoy, muchos nos creemos libres. Muchos nos creemos que gozamos de gran libertad pero sin embargo estamos esclavizados en muchas cosas.
¿Por qué? Porque la libertad mal entendida, esclaviza. Provoca en las personas esclavitudes.

Veamos algunas: la esclavitud de los instintos. Si vamos al diccionario dice: la actitud que emana hacía un fin sin previo conocimiento, sin reflexión previa.
Es lo que hacen todos los animales.
El gorrión hace su nido por instinto. Como lo viene haciendo desde el principio de los tiempos y lo seguirá haciendo así, hasta el fin de los tiempos.
El perro hace de perro y el caballo instintivamente hace de caballo. Seguir el instinto sin reflexionar, es hacer lo que hacen los animales.

El hombre es el único animal creado que sabe, que sabe.
Y por ello al instinto le debe poner el conocimiento, la reflexión.
Y todo el saber de lo que sé o saben otros.
Los hombres de hoy, nos nutrimos de todo lo aprendido por lo que vivieron antes. Por lo que otros aprendieron antes.

Si yo me dejo llevar por mis instintos, estoy retrocediendo en el tiempo al nivel animal.
No estoy aprovechando lo vivido enteramente por otros.
No estoy aprovechando en mi beneficio las experiencias vividas por otros.

La libertad es una facultad para que el hombre sea más hombre.
Para que el hombre sea menos esclavo y más libre.
La libertad es todo aquello que me hace crecer, que hago crecer.
Es la facultad para hacer el bien. Único camino para crecer y hacer crecer

La libertad le fue dada al hombre por Dios, no para hacer lo que quiere, sino para hacer lo que debe. Y el que hace lo que debe, siempre hace bien, enseña el bien, vive el bien.

Para ejercer plenamente la libertad necesitamos de la ley, que es el gran pedagogo para conducirnos. El hombre necesita de la conducción de la ley.
El hombre de hoy, frecuentemente, no tiene a la ley como conductora de sus actos.

Reconozcamos que somos pequeños, que necesitamos ir tomados de la mano del gran conductor, que para los cristianos hace centenares de años le fue dada a Moisés, unas tablas de la ley, que por sencillas y simples, son fáciles de entender, no tan fáciles de cumplir.

Pero que, quien las toma como conducción de vida, ese sí, es un hombre libre.
Ser libre no es hacer lo que quieras sin pensar: sino pensando por qué quieres hacerlo (Rosal Cortés)

La libertad supone responsabilidad. Ser libre es algo muy serio.
Ser responsable es ser capaz de dar siempre la respuesta adecuada a cada circunstancia, la respuesta correcta para que la vida siga discurriendo como debe.

Muchos creen que son libres porque hacen lo que quieren, y esto es vivir creyendo una gran equivocación que no sólo les daña a ellos mismos, sino que hace daño a la sociedad toda.
En rigor a la verdad, somos verdaderamente libres si hacemos lo que debemos, no lo que queremos.

Vienen a nuestra memoria unas lúcidas palabras del Premio Nobel doctor Heisemberg: “La libertad de volar consiste en el conocimiento de las leyes de la aerodinámica. De igual modo, la libertad en las decisiones de la vida sólo es posible por la adhesión a normas éticas, y quien pretenda despreciarlas, como si fuesen una coacción, pondría sólo desenfreno en lugar de libertad”. Nos atreveríamos a decir, por nuestra parte, que la verdadera libertad consiste de modo radical en asumir conscientemente el propio ser, tal como se nos es dado. Consiste sencillamente en amarlo; es entonces cuando la ley natural (es expresión de la dignidad y del valor de la persona humana, que se manifiesta tal cual es a través de ella) se asume espontáneamente, sin violencias, con libertad.
No es falta de libertad que el hombre acepte su ser tal cual es. Quien, en aras de la libertad, pretendiese andar sobre las aguas no conseguiría otra cosa que ahogarse. Si esto ocurre en el orden físico, lo mismo sucede en el orden moral. Cuando se incumple la ley natural, los efectos no son tan aparentes como cuando se incumplen las leyes físicas, pero no son menos destructores. .

La libertad sólo es libertad para la práctica del bien, de la verdad, de la justicia y de la belleza. Las leyes permisivas contra natura coartan la auténtica libertad, fomentan la depravación del hombre... Una libertad anárquica no es libertad. Libertad no es capricho, ni instinto, ni fuerza bruta. Una libertad no cimentada en la ley natural se destruye a sí misma, es libertinaje y anarquía..

La dignidad del hombre exige que viva en libertad. Por eso todo sistema político que garantice mejor la libertad será un factor de progreso. Pero si ese sistema no respeta los valores morales propios de la dignidad de la persona, la misma libertad queda frustrada, malgastada. Pues el sistema político no es un valor en sí mismo, sino un marco para que el hombre viva de acuerdo con su dignidad.

Una sociedad sana se construye sobre el cimiento de la libertad. Pero luego hay que aportar materiales que no dejen a la intemperie la dignidad del hombre; soluciones que no dejen abierta esa casa de todos a los vientos del egoísmo, de la injusticia o de la degradación. Porque aunque se edifique con toda libertad, si no se respetan los principios arquitectónicos fundamentales, la casa puede acabar hundiéndose hasta los cimientos.

Como debemos vivir haciendo el bien, soy libre si soy bueno, soy libre si soy responsable, soy libre si soy fiel a mi cónyuge, soy libre si cumplo con mis obligaciones en mi trabajo, en mi casa, en el lugar en que esté.
La libertad está en dar la respuesta madura que todo adulto debe y puede dar.

Si es así ¿por qué hay tantos que se creen libres siendo irresponsables?
Porque ser auténticamente un hombre libre complica la vida. Hay que hacer esfuerzo, hay que poner voluntad.
Si ser libre es hacer lo que debo, la mayoría de las cosas que hago, las hago porque me gustan, si hiciera lo que debo, la mayoría de las cosas que hago no las debería hacer.

Creerse libre porque hago lo que quiero es vivir en la ignorancia.
Y lo peor que le sucede al que tiene esta visión de la libertad es que en muchos casos al hacer lo que quiero me lleva a perder la libertad.
Que lo digan los que empezaron probando la droga por que querían, o bebiendo porque les gustaba o fumando porque les atraía. Cuando se quieren acordar son esclavos de la droga, del tabaco o del alcohol. Perdieron su libertad.

La libertad le fue dada al hombre por Dios para el bien, para hacer el bien y cuando la uso para el mal, para hacer algo malo, pierdo mi libertad.

Siempre termino perdiendo mi libertad.
Siempre termino siendo un esclavo de lo que, a lo mejor, inconscientemente, empecé porque quería gozar, porque quería pasar un rato agradable.



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