domingo, 25 de junio de 2017

BERGOGLIO NOMBRA OBISPO A UN SEMINARISTA ARGENTINO QUE ESTUVO LIGADO A LA SUBVERSIÓN EN 1975


Corría el turbulento 1975 en Argentina, preludio del golpe cívico-militar, cuando tres jóvenes seminaristas provenientes de La Rioja eran admitidos en el Colegio Máximo, de San Miguel, en el gran Buenos Aires, por el entonces superior de los jesuitas, el padre Jorge Bergoglio.

En apariencia eran simples muchachos en camino a ser sacerdotes que a pedido del obispo riojano, Enrique Angelelli, iban a profundizar sus estudios teológicos en el instituto de la Compañía de Jesús.

El año siguiente, tras el accidente automovilístico, de Angelelli, (que la izquierda hace unos años sostiene que fue un "asesinato") se sintieron desprotegidos, ya que tomaron conciencia de cual era el verdadero propósito de su ahora extinto obispo, quien los estaba
 amparando de la lucha que se desataba en las calles cuando las fuerzas legales en La Rioja luchaban contra la subversión marxista, una protección que continuó Bergoglio.

La historia de estos "tres seminaristas" forma parte de una veintena de religiosos que estuvieron en la mira de los militares ya que se habían vinculado con las agrupaciones terroristas que asolaban el país y Bergoglio, los albergó en el Colegio Máximo con el falso argumento de "profundizar estudios teológicos" o de "realizar largos retiros espirituales" que, en realidad, buscaba proteger.

Esta semana, se conoció que uno de aquellos "seminaristas", Enrique Martínez Ossola (los otros dos eran Miguel La Civita y Carlos Gonzálezfue nombrado obispo por Bergoglio. 


En el libro La lista de Bergoglio, del periodista italiano Nello Scavo, Martínez Ossola relató cómo fue aquel paso por el Colegio Máximo


"En el colegio nos recibió un padre joven, muy cordial. Era el padre provincial, la máxima autoridad de la Compañía de Jesús en Argentina, pero al inicio no nos habíamos dado cuenta del verdadero motivo. Desde el inicio intuyó nuestra preocupación, y en modo para nada formal, instauró con nosotros una relación fraterna. Él y sus hermanos nos dejaron la máxima libertad, no nos impusieron ni siquiera los horarios para el almuerzo y la cena", dijo.

El día de la muerte de Angelelli, el 4 de agosto de 1976, Bergoglio se encontraba en Perú y apenas recibió la noticia regresó a San Miguel. Fue directamente a ver a los tres seminaristas y, al contenerlos, les rogó: "No deben jamás separarse, deben estar siempre juntos y moverse con prudencia. Si están unidos será difícil para 'ellos' secuestrarlos a los tres al mismo tiempo". Entonces los tres se dieron cuenta del verdadero motivo de su presencia en el Colegio Máximo.

Finalmente, los tres seminaristas regresaron a La Rioja y Bergoglio asistió a su ordenación sacerdotal. En 2013, al ser elegido Papa, Bergoglio recibió una afectuosa carta de Martínez Ossola que se apresuró a contestar con la misma calidez. "Bergoglio sigue siendo el mismo", comprobó el ahora nuevo obispo.




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