sábado, 11 de noviembre de 2017

LUTERO Y SATANAS: UNA PROFUNDA VINCULACIÓN


Con la fiebre de aperturismo que hoy padecemos, creo que el tema merece una detenida atención, al menos breve, y siquiera por los que aún creen sinceramente en la existencia del demonio.

Por Mª Virginia Olivera de Gristelli


La historia no es para el hombre, sino para Cristo


Hace unos años, cualquier católico admitía sin recelos ni sorpresas algunas afirmaciones como El demonio es protestante, título de un edificante relato autobiográfico del ex pastor protestante Luis Miguel Boullón, que ha sido leída y reproducida en varias páginas católicas durante años.

Hoy, suponemos que si algún catequista pensara en darla como reflexión a sus catecúmenos, posiblemente sea reemplazado a la brevedad por alguien más ¿”ecuménico”?…

Pero más allá de aquel título, con la fiebre de aperturismo que hoy padecemos, creo que el tema merecería una detenida atención, al menos breve, y siquiera por los que aún creen sinceramente en la existencia del demonio.

Quienes admiten en éste a un ser personal que puede disfrazarse de ángel de luz, que naturalmente es más astuto que nosotros, y que su odio a la Iglesia es el mismo que le dedica a Cristo mismo, pienso que podrían considerar seriamente la obra de Lutero no meramente desde el punto de vista psicológico-moral (sondeando las torturadas profundidades del alma del heresiarca); o desde el punto de vista histórico (considerando las variadas circunstancias e intereses tanto del “poder internacional del dinero” como de los príncipes alemanes), o incluso desde la perspectiva teológico-dogmática (considerando todos los puntos de la fe que fueron arrasados).

Es preciso también, a nuestro juicio, observar la significación escatológica de la revolución protestante, yendo más “arriba” aún, teniendo muy en cuenta aquello que señalaba el p. Julio Meinvielle:

La historia no parece tener sentido mirada desde el punto de vista del hombre (…) la historia debe tener un sentido desde el punto de vista de Dios, Creador y ordenador del hombre.

A muchos podrá escandalizarlos este tipo de afirmaciones, pero la verdad es que

“(…) El curso de los acontecimientos históricos no es en definitiva para el hombre o la persona humana sino para el hombre predestinado que pertenece a Jesucristo.

(…) Hay una verdad fundamental de la dogmática cristiana que lo que se llama nueva teología busca oscurecer o debilitar. Es la verdad de la Realeza universal de Cristo sobre todo lo creado y por lo mismo sobre la historia. Sin embargo, esta verdad constituye la substancia misma del kerygma evangélico, que consiste en la predicación del Reinado de Dios y de su Cristo sobre la tierra. La nueva teología oscurece y disminuye la luz de esta verdad porque ella se opone directamente al laicismo de la vida y de la historia que en su versión de liberalismo, socialismo y comunismo domina hoy sobre los pueblos…”
(J.Meinvielle, El comunismo en la revolución anticristiana, Cruz y Fierro, Buenos Aires, 1982., p. 13 ss.)



Pero si hay algo fundamental que el “hombre autónomo” de la modernidad ha perdido -gracias en gran medida a la “ apoteosis del Yo” legada por Lutero- es la capacidad habitual de juzgar naturalmente la realidad sobrenaturalmente, que no es lo mismo que decir “piadosamente”. Habiendo divorciado la fe de la razón, y renegando de la Comunión de los Santos, su obra puede resumirse en la palabra “División”, y ya sabemos quién es aquel que se complace en el “divide y reinarás”, desde el Abismo.

Ahora bien, al perder esta capacidad, hay asociaciones que ya el católico medio ha perdido la costumbre de realizar: ve una tragedia, y lamenta la pérdida de los cuerpos, pero no siempre se remite a la pérdida posible de las almas. A veces brega con denuedo por causas justas, incluso invocando a Cristo, pero deja de lado el recurso a los sacramentos y la asistencia imprescindible de la gracia. Admite teóricamente todos los artículos del Credo, pero no suele recurrir asiduamente al auxilio de los santos y los ángeles…

La acción del demonio tras los grandes ataques a la Iglesia

Al observar la obra del mal en la historia, sucede algo semejante.

El 31 de octubre hace años que vivimos una avalancha de “celebraciones” demoníacas bajo el nombre de Halloween, y todavía hay católicos que ni se mosquean ante este “inocente” aquelarre. Esto es lo que señala el p. Spahn, exorcista:



¿Cuándo comienzan históricamente las celebraciones de Halloween, “la mayor fiesta de los satanistas? Por lo menos hace unos 30 siglos, pero ya desde su remota celebración del año nuevo celta o Samhain había una connotación del “paso de la luz a la oscuridad” el 31 de octubre.

Y fue un 31 de octubre el día en que Martín Lutero clavó sus 95 tesis en la Catedral de Wittemberg, cuyo quinto centenario actualmente se ha conmemorado de manera más que dudosa. ¿Pura coincidencia de fechas?

¿Por qué un hombre como Lutero, que tenía –según sus propias confesiones- diálogos con el demonio, realiza aquel acto de ruptura precisamente en “la fiesta más grande…” siguiéndose de consecuencias de discordia más grandes de toda la Historia de la Iglesia?

Retomando el texto del p. Meinvielle:

Santo Tomás en la misma cuestión en que trata de Jesucristo, Cabeza de la Iglesia, dedica un artículo – el séptimo – a resolver si el diablo es cabeza de los malos. Y contesta afirmativamente, demostrando que ejerce función de gobernante quien influye en los demás para atraerlos a su propio fin. Ahora bien, el fin del demonio es apartar a la creatura racional de la obediencia a Dios, y este fin se logra con el apartamiento de Dios de la creatura con su libre albedrío (…) Cuando, pues, los hombres, pecando, se dirigen hacia ese fin, caen de lleno bajo el régimen y el gobierno del demonio, y por esto se le llama cabeza de ellos. El nombre de Príncipe de este mundo (Juan, 12, 31; 14, 30; 16, 11) que la palabra divina da al demonio no es un mero título, sino que expresa el verdadero dominio que el diablo ha conquistado sobre la historia de los hombres. Es claro que este dominio no es absoluto, pero es demasiado real y se ejerce no sólo sobre el hombre individual, sino también, y sobre todo, sobre el orden temporal y sobre las civilizaciones.(ibid. Pag.17ss.)

No hay que ser pues, un genio de perspicacia ni un “retrógrado recalcitrante” para afirmar con perfecta serenidad y sin hipérboles, que la revolución protestante ha sido probablemente una de las mayores jugadas de Satanás en la historia, y el pobre monje alemán, su miserable ejecutor.

El primer exorcismo documentado, en Francia, bajo la Reforma:


Pero si la historia de la Iglesia y los escritos del propio heresiarca –rebosantes de blasfemias y de odio a la Esposa de Cristo- no fuesen suficiente, nos parece aquí muy ilustrativo citar el caso del primer exorcismo documentado por médicos, sociedad e Iglesia ante unos 150.000 espectadores incluidas autoridades eclesiásticas y civiles, protestantes y católicos, en un contexto de fuertes enfrentamientos entre éstos, entre los que el cuestionamiento de la Presencia Real de Nuestro Señor en la Eucaristía ocupaba muchas veces el centro de los debates. La posesión tuvo lugar entre el ocho de noviembre de 1565, y se prolongó hasta el ocho de febrero de 1566.

El caso lo relata minuciosamente el redentorista alemán p. Michael Muller C.Ss.R.(1825–1899) en “El triunfo del Santísimo Sacramento, o Historia de Nicola Aubry” y en “Los exorcismos de Nicola Aubry”.

Se trata del caso de una joven oriunda de la localidad francesa de Laon, quien había sufrido asedios demoníacos desde pequeña, y que a los 16 años fue llevada por sus padres al p. De Motta, piadoso sacerdote de Vervins. Las crónicas hablan de verla levitar, y confesar pecados secretos de los asistentes, para avergonzarlos.

El p. De Motta intentó exorcizarla sin resultado hasta que tuvo la inspiración de hacerlo por medio del Santísimo Cuerpo de Cristo, quien utilizó a su Enemigo para probar el daño provocado por el protestantismo y su utilización de éste para sus propósitos infernales.

Citamos una síntesis del relato, tomado de esta versión en español:

“…Mientras Nicole estaba acostada en un estado de letargo no natural, el padre de Motta coloca el Santísimo Sacramento en sus labios, y al instante el hechizo infernal fue quebrado, Nicole fue restaurada a la conciencia, y recibió la Sagrada Comunión con cada señal de devoción.

Tan pronto como Nicole había recibido el Sagrado Cuerpo de Nuestro Señor, su rostro se convirtió en brillante y hermoso como el rostro de un ángel, y todos los que la vieron se llenaron de alegría y asombro, y bendijo a Dios. Pero con la permisión divina, Satanás regresó y volvió a tomar posesión de Nicole en varias oportunidades (…)

Varios predicadores calvinistas llegaron con sus seguidores, para “exponer este truco papista”, como se decía. A su entrada, el diablo los saludó burlonamente, los llamó por su nombre, y les dijo que habían venido en obediencia a él. Uno de los predicadores tomó su libro de oración protestante, y se puso a leerlo con una cara muy solemne.


El diablo se reía de él, y ponía su aspecto más cómico, y le dijo:

-“Mi buen amigo, tiene la intención de expulsarme con sus oraciones e himnos ¿Cree que me van a causar algún dolor? ¿No sabes que son míos? Yo ayudé a componerlos”.

-“Yo te expulsaré en el nombre de Dios”, dijo el predicador, con solemnidad.

-“¡Tú!” dijo el diablo burlón. “Tú no puedes expulsarme ya sea en el nombre de Dios o en el nombre del diablo.¿Has oído hablar de un diablo expulsando a otro?

-“Yo no soy un demonio”, dijo el predicador, con enojo: “Soy un siervo de Cristo.”

-“Un siervo de Cristo, en efecto” Satanás dijo, con una sonrisa burlona. Lo que yo te digo es que eres peor que yo. Yo creo, y tú no quieres creer. ¿Tú piensas que me puede expulsar del cuerpo de esta miserable desgraciada? ¡Ja. Vaya primero a expulsar a todos los demonios que hay en tu propio corazón!

- “¡Oh Señor, te ruego que ayudes a esta pobre criatura!”

-“Y yo ruego a lucifer,” gritó el espíritu malo, “que él nunca pueda dejarte a ti, sino que siempre te mantenga firmemente en su poder, como lo hace ahora. Eres todo mío, y yo soy tu señor”.

A la llegada del sacerdote, varios de los protestantes se fueron – ellos habían visto y oído más de lo que querían.

Otros, sin embargo, se mantuvieron, y grande fue su terror cuando vieron cómo el diablo se retorcía y aullaba de dolor, tan pronto como el Santísimo Sacramento fue llevado cerca de ella.

Por fin, el espíritu malo se apartaba, dejando a Nicole en un estado de trance antinatural. Mientras ella estaba en este estado, varios de los predicadores trataron de abrirle los ojos, pero le fue imposible hacerlo. El sacerdote entonces coloca el Santísimo Sacramento en los labios de Nicola, y al instante ella fue restaurada a la conciencia.

El Rev. Padre de Motta luego se volvió hacia los predicadores atónitos, y le dijo:
 

“Vayan ahora, vosotros los predicadores del nuevo evangelio; vayan y relaten por todo el mundo lo que han visto y oído. No nieguen por más tiempo que el Señor Jesucristo está verdaderamente y realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar. Vayan ahora, y dejen el respeto no humano para confesar la verdad”.

Durante los exorcismos de los siguientes días, el diablo se vio obligado a confesar que él no había sido expulsado y que tenía con él 29 demonios, entre los que se encontraban Cerberus, Astaroth, y Legio.

El día tres de enero de 1566, el obispo llegó a Vervins, y comenzó el exorcismo él mismo en la iglesia, en presencia de una inmensa multitud.

“Te mando en el nombre y por el poder de la presencia real de Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento, partir de inmediato”, dijo el obispo a satanás con voz solemne. Satanás estaba, por fin, expulsado por segunda vez por medio del Santísimo Sacramento.

(…) Al día siguiente, el P. de Motta comenzó el exorcismo en la iglesia de Nuestra Señora de Liesse, en presencia de una inmensa multitud. Él tomó el Santísimo Sacramento en la mano, y, mostrándolo al demonio, él dijo:

“Yo te ordeno, en el nombre del Dios viviente, el gran Emmanuel, que tú ves aquí presente, y en quien crees.

“¡Ah, sí!” -gritó el demonio, “creo en Él”. Y el diablo volvió a aullar cuando hizo esta confesión, porque se retorcía por el poder de Dios Todopoderoso.

“Yo te mando, pues, en Su nombre”, dijo el sacerdote,“que salgas de este cuerpo al instante.”

Al oír estas palabras, y sobre todo a la vista del Santísimo Sacramento, el diablo sufrió la tortura más espantosa. En un momento el cuerpo de Nicole fue enrollado como una bola, y luego de nuevo se volvió terriblemente hinchado.

(…) El sacerdote continuaba instando y torturando a Satanás.

“¡Maldito espíritu!” – exclamó, Yo te mando, en nombre y por la presencia real de Nuestro Señor Jesucristo aquí en el Santísimo Sacramento, partir de inmediato desde el cuerpo de esta pobre criatura”.

“No voy a dejarla, a no ser mandado por el obispo de León”, contestó el demonio, enojado.

(…) A la mañana siguiente Nicola fue llevada a la iglesia en Pierrepont y a la llegada de Nicola a la Iglesia, el exorcismo comenzó.

“-¿Cuántos son ustedes en este cuerpo?”, preguntó el obispo.exorcismo

“-Hay tres de nosotros”, respondió el espíritu maligno.

“-¿Qué ha sido de los otros?”, preguntó el obispo.

“-Ellos han sido expulsados, respondió satanás.

“-¿Quién los expulsó?

“¡Ja!”,-gritó el diablo, rechinando los dientes,“fue el quien tiene en sus manos, en la patena”.

El obispo acercó el Santísimo Sacramento cerca de la cara de Nicole. El demonio se retorcía y aullaba de dolor.

(…) Durante su estancia en León, Nicole fue examinada cuidadosamente por médicos católicos y protestantes. Su brazo izquierdo, que había sido paralizado por el diablo, se encontró totalmente sin reflejos. (…) Nicola se mantuvo fría e inmóvil como el mármol. Por fin, el sacerdote tocó los labios de Nicola con el Santísimo Sacramento, y al instante ella fue restaurada a la conciencia, y comenzó a alabar a Dios.

El milagro fue tan claro, tan palpable, que uno de los médicos, que era un calvinista intolerante, inmediatamente renunció a sus errores, y se convirtió al catolicismo. Varias veces, también, los protestantes tocaron la cara de Nicola con una hostia que no estaba consagrada, y que, en consecuencia, era sólo pan, pero Satanás sólo ridiculizó sus esfuerzos.

El 27 de enero, el obispo, después de haber caminado en procesión solemne con el clero y los fieles, comenzó el exorcismo en la iglesia, en la presencia de una gran multitud de protestantes y católicos. El obispo ahora expone el Santísimo Sacramento cerca de la cara de Nicola. De repente, un salvaje y sobrenatural grito suena a través del aire – un negro y denso humo sale de la boca de Nicole. El demonio Astaroth es expulsado para siempre….”

Experiencias semejantes se relatan para la expulsión de los demonios restantes, y en una de las últimas –la de Belcebú- , el obispo dijo a Satanás:

“-Dime. ¿Por qué has tomado posesión de esta mujer católica honesta y virtuosa?”

“-Lo he hecho con el permiso de Dios. He tomado posesión de ella a causa de los pecados del pueblo.

Lo he hecho para mostrar a mis calvinistas que hay demonios que pueden tomar posesión del hombre cuando Dios lo permita. Sé que no quieren creer esto, pero yo les mostraré que soy el diablo.


Yo he tomado posesión de esta criatura para convertirlos, o endurecerlos en sus pecados; y, por la Sagrada Sangre, voy a realizar mi tarea”.

Esta respuesta llenó todos los que lo oyeron con espanto.

(…) Un protestante alemán llamado Voske cayó de rodillas, él se echó a llorar y se convirtió.

“¡Ah!” exclamó: “Ahora creo firmemente que el diablo realmente posee a esta pobre criatura. Creo que es realmente el cuerpo y la sangre de Jesucristo, que lo expulsa. Creo firmemente. Ya no voy a seguir siendo protestante.”

(…) El 8 de febrero, el día señalado por Dios en el que satanás debía dejar a Nicole para siempre, llegó por fin.

“-Sí, es verdad, debo confesar que me veo obligado a dejarla, por el poder del cuerpo aquí presente de Dios tengo que salir, me atormenta…. debo irme muy pronto, y debo confesar esta verdad. Pero esta verdad no viene de mí, viene de mi Dios y Señor, que me ha enviado aquí, y quien manda y me obliga a confesar la verdad públicamente”.

(…) Al fin fue expulsado definitivamente, el viernes por la tarde, a las tres de la tarde, el mismo día y hora en la que Nuestro Señor triunfó sobre el infierno por su muerte siempre bendita…”

Un objetivo común de Lutero y Satanás: el ataque a la Eucaristía y a la Santa Misa

Ahora bien, en nuestros días es por lo menos significativo que con la cantidad de rotundas pruebas científicas de la Presencia Real de Nuestro Señor en la Eucaristía, tras una historia de tantos milagros eucarísticos en los que se ofrece al mundo una rotunda conciliación entre fe y razón, no se apele jamás a ellos en el diálogo ecuménico-apostólico.

Demasiados católicos prefieren prescindir de estas verdaderas MISERICORDIAS del Señor, y decirle algo así como

“Mira, Señor, nosotros preferimos hacer a un lado lo que nos divide de las sectas protestantes, aunque lo que nos divide sea tu propio Cuerpo y Sangre, porque lo que nos interesa es la paz del mundo olvidando los conflictos, y preferimos la unidad sin Ti, aunque digamos que es en Tu nombre, porque ésta que descubrimos es mucho más cómoda…”


¿Puede llamarse a esto, unidad en la Verdad? ¿Puede alguien católico llamar a esto unidad en Cristo?? … ¿Puede acaso darse una unidad verdadera si no es “por Él, con El y en Él, que claramente nos advirtió “Sin Mí, nada podéis hacer”?

¿Qué excusa puede ser creíble cuando se arguye (del lado presuntamente católico) que se desea una unidad en Cristo, si su propia Presencia Real es ignorada, soslayada o despreciada?

Teóricamente, y desde una perspectiva vergonzosamente nominalista, nos quieren hacer creer que el término transubstanciación es algo “accidental” a nuestra fe, mientras se insiste en la urgencia de “procurar celebraciones ecuménicas de una mesa común”, obviando desde ya, el sentido sacrificial de la Misa.

“Pastoralmente”, pese a la Summorum Pontificum, y mientras cada vez hay más fieles (muchísimos jóvenes) interesados en conocer y vivir la Misa en su forma extraordinaria, hay por parte de cierta Jerarquía cada día más “alergia” (¿cómo llamarlo, si no?…) a esta forma, y cada vez es combatida con excusas a cuál más ridícula.

Del mismo modo, van siendo suprimidos conscientemente o inconscientemente todos los signos concretos de Adoración –latría- a Nuestro Señor Sacramentado…

No podemos dejar de traer a la memoria el “Plan Maestro de la Masonería para destruir a la Iglesia”, algunas de cuyas pruebas encontramos en la correspondencia entre Estanislao Guaita –llamado el “Mago Negro” o poeta de Satanás- y Pablo Rocá -“eminencia gris” de las logias, grado 33 de la Masonería- dada entre 1888/1889:

Hemos de trabajar activamente para lograr que en los templos romanos se comulgue de pie. El día que lo consigamos, nuestro triunfo está asegurado (…) pero será conveniente pasar rápidamente a una segunda fase, dando el pan en la mano a esos antropófagos fanáticos”.

“Con estos dos logros, el resto caerá como fruta madura, puesto que la Eucaristía es solamente esto: ágape símbolo de filantropía universal”.


(Epistolario Guaita-Rocá-Encausse, citado en Eloy, Arturo: ‘La Comunión de pie y en la mano’ del páginas 16, 17, 63-70)

Insistimos en que 2+2 suele dar como resultado 4, de modo que ya sean laicos, sacerdotes, obispos o el mismo Papa, creemos que quien trabaje en esta línea, a sabiendas o no, ya no recoge, sino que claramente desparrama (Mt. 12,30).

No se trata de cerrazón, ni de ser enemigos de la tan ansiada unidad o de la “paz universal” (sic), sino de admitir, de una vez por todas, quién es el que anda detrás de todos estos pasos que arrastran a confusión, y obrar en consecuencia.


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